Yoga e hijos


 

Muchas mujeres encuentran difícil conciliar la vida familiar con la práctica y enseñanza del

yoga. Geeta, aunque no era mamá vivía con sus hermanas y sobrinos. Cuando ella iba a

practicar Pranayama, llegaban sus sobrinos y se sentaban en sus piernas para observarla.

Así que ella sugiere practicar Pranayama antes de que se levante la familia. Para la

practica de asanas sugiere auto-disciplina.

Geeta cuenta sobre su mamá, que aún con sus responsabilidades familiares de criar 6

hijos, se daba tiempo para practicar yoga. Si estaba sentada, se sentaba en badha

Konasana, si estaba limpiando granos, lo hacía en Janu Sirsasana. Cuenta que cuando eran

niños, les daba tiempo para que ellos practicaran yoga y los ponía en Sirsasana a la pared

mientras ella hacía su práctica.

Cuando nació mi hija, la recomendación de nuestra mentora Kathy Rogers fue que dejara

que mi hija estuviera conmigo cuando estuviera practicando para que no viera el yoga

como una competencia por mi atención y cariño, porque si no, ella iba a odiar el yoga,

como les ha pasado a muchos hijos de maestros.

Cuando fue creciendo, me acerqué a la directora de su kínder para que pudiera ofrecer

clases de yoga en la escuela. Por 3 años di clases a niños de 3 a 6 años 2 veces a la semana

y fue una experiencia hermosa y agotadora y pude introducirla al yoga como yo quería.

Me puse a estudiar y tres libros fueron mis favoritos:

1- “Yogashastra”, escrito por los maestros y publicado por RIMYI.

2- “Yoga for Children” de Swati y Rajiv Chanchani

3- “Yoga for Children” por Lisa Flynn

Lo que resultó muy interesante de enseñar a los niños fue notar como el juego, las

historias y el movimiento los ayudaba a aprender. Noté una clara mejoría en la

coordinación, seguridad en sí mismos y en su atención.

Otra cosa importante que el yoga les dio, fue consciencia de respetar a sus compañeros,

de ayudar y tener compasión con los que eran diferentes, de siempre ver el lado positivo

de sus amigos, de no lastimarse físicamente o con palabras, de encontrar momentos de

paz y silencio y aprender a disfrutarlos.

Como hablábamos mucho de los animales, desarrollaron amor y respeto por la naturaleza.

Me tocó un alumno con Síndrome de Down y era increíble cómo se calmaba con la clase.

Me encantaba luego verlos después jugando a la clase de yoga, realmente lo disfrutaban.


Sigo dando clases de yoga con mamás e hijos y es una forma hermosa de mejorar la

comunicación entre ellos, porque es trabajo en equipo, se ayudan entre sí, pero también

se retan, se conocen, aprenden y sobre todo, se divierten juntos.

Mi hija ahora que es pre-adolecente sigue disfrutando el yoga y ha sido una base muy

importante para su bienestar físico y emocional durante la pandemia. Incluso ahora ella lo

practica por iniciativa propia. Además de las Asanas, toda la familia nos sentamos a

meditar juntos 5 minutos antes de dormir y es fantástico para nuestra relación.

El yoga es una gran herramienta para la vida en cualquier edad y para los niños más. Si

tienen oportunidad de enseñarles a sus hijos o de meterlos a clases, no dejen de hacerlo.



Yoga Kala, Revista de Yoga Iyengar de AMYI. Abr 2022.

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